Línea del Tiempo

Fundación de la Orden
Respondemos al llamado de la Divinidad y, en esos  años iniciales, trabajamos fundamentalmente la austeridad y la disciplina para fundar las bases de la congregación y de la vida comunitaria. En esta primera etapa vestimos  hábito gris, que representaba esos dos atributos.


Al lado, fotografía tomada en junio de 2020. Algunos de los monjes pioneros que se consagraron con el primer grupo de hermanos en 2009.

Muchos hermanos se aproximan a la congregación  confirmando su vocación para la vida consagrada. Mientras ellos dan los primeros pasos en la vivencia de la austeridad y de la disciplina, los pioneros, impulsados por la Divinidad, renuevan sus votos. Algunos asumen vestimentas de color blanco, para trabajar la pureza y la cura, y otros pasan a vestirse de  marrón, para trabajar la humildad y la contemplación.

Al lado, fotografía de José Trigueirinho Netto y Madre María Shimani de Montserrat, fundadores de la OGM.

Con la llegada de la tercera generación de candidatos, y siguiendo siempre las indicaciones precisas de la Divinidad, la congregación abre dos nuevas categorías, los vocacionados y los aspirantes. Así, los postulantes pueden dar  sus pasos paulatinamente hacia la entrega absoluta a Dios. A partir de este momento, quienes ingresan a la Orden visten  túnica marrón sin escapulario. Los seres femeninos usan, además, un velo de color beige.

En estos años, la congregación crece. Los pioneros se preparan para dar un importante paso en su consagración. Asumen, delante de Dios, los primeros votos eternos, un compromiso de gran responsabilidad, para profundizar en la vivencia de los votos, en el amor al prójimo y en la caridad. Para expresar esta etapa de la consagración, surge el hábito blanco con  escapulario marrón y cordón con extremos dorados.
 

Concomitantemente, surge la rama de los devotos y devotas, integrada por quienes tienen la vocación y la tarea de ofrecer sus oraciones fervorosas para proteger la congregación y para auxiliar a sus hermanos de camino en las pruebas que enfrentan. Ellos pasan a vestir túnica blanca sin escapulario. Las hermanas usan además un velo también blanco.

La congregación pasa por rápidas transformaciones acompañando la velocidad con que los hechos se desenvuelven en el mundo, buscando siempre el perfeccionamiento y  la santidad por medio del servicio abnegado a Dios y al prójimo. La congregación madura y consolida su carisma y, como confirmación de la entrega realizada años atrás, se instauran los segundos votos eternos. Nuestro Señor, Cristo Jesús, pide que los pioneros establezcan la alianza con Él para que sea el símbolo de la pertenencia irrefutable a Su Sagrado Corazón.

Con este nuevo paso, ciñen un cordón con extremos dorados y un anillo bordado junto a él. Los monjes masculinos con más experiencia dentro de la Orden aceptan el desafío ofrecido por Cristo Jesús, y el propio Maestro ordena los primeros sacerdotes de la Orden Gracia Misericordia llamados Hijos del Advenimiento de Cristo. La congregación expande su servicio caritativo en el mundo y, como profundización, madres y hermanas renuevan sus votos asumiendo vestir el sari como símbolo de la caridad y de unión a la Virgen María, para compartir con Ella Sus dolores por el mundo; nace entonces la rama de las Hijas de la Caridad Crística.

Los fieles se reúnen alrededor de la congregación y anhelan ampliar su servicio junto a los monjes y monjas.  La Divinidad pide, en este momento, la creación de las dos primeras ramas civiles de la Orden Gracia Misericordia: los Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo, que usan un pañuelo azul alrededor del cuello durante sus momentos de adoración,  y las Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Jesús que, para expresar su compromiso adquirido con Cristo, reciben una alianza de madera y visten un chaleco azul y un manto blanco durante su participación  en la preparación de las ceremonias.

Los Hijos del Advenimiento de Cristo renuevan sus votos y pasan a ser llamados Hermanos en Cristo como símbolo de su profundización en los votos de la humildad y de la pobreza. Visten entonces hábito y  escapulario marrón.

A partir de noviembre de 2021, por un pedido de la Jerarquía Divina, los hábitos masculinos fueron unificados en el color marrón para todos los grados de consagración, fortaleciendo así la adhesión de cada consagrado a la esencia de la humildad como un camino a ser buscado y vivido a través de la consagración a Cristo.

De la misma forma los consagrados Devotos femeninos y masculinos también asumieron el hábito de color marrón, creando unidad en la expresión de la Orden hacia el mundo.