Cristo, desde Su Ascensión, está presente en los sacramentos, que son la fuente de vida y de renovación para todos. A través de los sacramentos Él nos entrega la renovación, la cura, la transmutación y la liberación.
En marzo de 2015 Nuestro Señor ordenó a los primeros sacerdotes de la Orden Gracia Misericordia (OGM) instituyendo un Ramo más dentro de la misma: los Hermanos en Cristo, y en los años siguientes otros monjes también fueron ordenados sacerdotes.
Los sacerdotes de la congregación, a pedido de Cristo Jesús y bajo Su autoridad ministran la Eucaristía como también los sacramentos del Bautismo, de la Reconciliación, de la Unción y del Lavado-pies.
Por medio de las instrucciones dejadas por Cristo Jesús en los evangelios y de las enseñanzas transmitidas actualmente por Él al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús, los sacerdotes de la OGM son impulsados a imitar el sacerdocio interior del Maestro con el propósito de que las gracias vertidas por la vivencia de ese misterio refuercen las bases de la vida espiritual. A través de los sacramentos, los corazones se aproximan a Su Sagrado Corazón y son renovados por el Amor y por la Unidad de Dios para encontrar el verdadero camino en esta vida.
El Bautismo
En nombre de la Santísima Trinidad el Bautismo es realizado, y así las almas, renovadas por los dones del Espíritu Santo, comienzan una nueva vida, limpias y purificadas por la fuerza insondable del Amor de Nuestro Señor.
La dignidad interna de ser hijos de Dios se recupera, pues las faltas son lavadas a través de la Divina Misericordia.
La Eucaristía
La Eucaristía, Comunión que se dona a las almas así como Dios entrega la Vida. El pan y el vino transubstanciados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo están plenos del Espíritu de Vida, de la Divinidad, del Amor y de la Unidad de Cristo Jesús. La sagrada Eucaristía permite entrar en comunión con lo Alto a través de Cristo.
La Eucaristía es el Corazón completo y perfecto de Cristo, donde se guardan los misterios de la Creación y la esencia del Amor de Dios; Amor que se hizo pequeño, sin embargo, contiene en sí todas las cosas y se multiplicó para que la vida fuera completamente renovada.
La Eucaristía es la Presencia del Altísimo revelada. Allí está quien es Dios, Sus Misterios, Su Amor y Su Esperanza.
La Reconciliación (la sagrada confesión)
Por la confianza de las almas en el insondable poder de la Misericordia, sus faltas son perdonadas. A través del vaciamiento y de la rendición a los pies de la Cruz del Redentor, las almas reciben el impulso para levantarse del suelo, con su fe renovada por el Amor que todo comprende y perdona.
La Unción
El óleo sagrado une los seres a sus almas.
Por medio de la sagrada unción, las cicatrices y heridas espirituales son disueltas por el Amor Misericordioso de Cristo. El óleo sagrado tiene el poder de la restauración y trae el principio de la cura del cuerpo y del alma enferma, tan solo con la Señal de la Cruz.
Lava-pies
Señal visible de la Gracia para aquellos que encuentran, en la humildad del Señor, Cristo Jesús, la existencia del amor y de la vida.
El lava-pies entrega la Gracia de la purificación para que las manchas más impuras sean retiradas, los caminos purificados y así se encuentre el impulso para la ascención, para la entrega al Amor de Dios.